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Rojo, blanco y sangre azul de Casey McQuiston (o cómo escribir una historia sobre hombres sin dejar de lado a las mujeres)
Por Mina Riffo
¿Cuántas veces hemos leído o visto historias que sólo tienen personajes masculinos? Es como si solo por el hecho de que los protagonistas sean hombres se descuida completamente el rol de la mujer en la historia (con ausencia absoluta o siendo un personaje plano), situación que no sucede a la inversa, pues en las historias sobre mujeres siempre hay hombres importantes en sus vidas (padres, hermanos, parejas, etc). Parece ser algo en lo que se cae casi por inercia en libros y libretos, pero ¿es posible no incurrir en esta mala práctica? Pues Casey McQuiston con «Rojo, blanco y sangre azul« nos demuestra que sí.