Celebra el Día de los Patrimonios con estas actividades literarias
El Día de los Patrimonios es una fecha muy esperada por las y los chilenos. Con dos fechas, la celebración será organizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y busca promover el conocimiento y reflexión ciudadana de los patrimonios en Chile.
Durante el último fin de semana de mayo, este sábado 25 y domingo 26, una gran variedad instituciones y organizaciones abren sus puertas para compartir sus patrimonios con la comunidad. Todo esto de forma gratuita.
El secreto de las Brontë
La chica italiana de Lucinda Riley
Hace unos años, descubrí a Lucinda Riley. Elegí un libro de su famosa saga “Las siete hermanas” de la que hablamos hace un tiempo y quedé tan encantada que quería leer más sobre ella. Al ir conociendo su perfil de autora, no solo me sorprendió lo metódica que es para investigar, sino que además que es sumamente productiva y además que era una persona increíblemente cálida, que era capaz de dejar un post a una completa desconocida que leyó uno de sus libros.
Lucinda Riley nos dejó después de una larga batalla contra el cáncer con su última novela (que ya reseñamos aquí) o eso creemos porque su hijo se encargará de seguir publicando sus libros y continuar con su legado. Ya hizo el anuncio de acuerdo con su Instagram oficial. Un evento para el que ya me estoy preparando.
¿Por qué tan pocos hombres leen libros de mujeres?
Texto traducido de The Guardian. Escrito originalmente por M.A. Sieghart.
Firmo este artículo como M.A Sieghart, no Mary Ann. ¿Por qué? Porque quiero que los hombres también lo lean. A lo largo de los siglos, las autoras, desde las hermanas Brontë hasta George Eliot y J.K. Rowling, se han visto obligadas a disfrazar su género para convencer a los niños y a los hombres de que leyeran sus libros. ¿Pero ahora? ¿Sigue siendo necesario? La triste respuesta es sí.
Hablemos de ‘Una habitación propia’. ¿Qué necesitamos para escribir?
“Lo que la mujer necesita para escribir es dinero y un cuarto propio” es una frase que muchas hemos escuchado y es quizás de las más conocidas de Virginia Woolf. ¿Pero de dónde viene? Pues de Una habitación propia, un ensayo basado en dos conferencias que ella dio en 1928, hace poco menos de 100 años.