“Sangre y Espina”, la segunda entrega de la saga Muerte y Fortuna, es una obra llena de intriga, romance y fantasía.
Margaret Owen retoma la historia de Vanja Schmidt, quien, tras los eventos de la primera novela, se encuentra inmersa en una lucha por redimirse y sobrevivir en un mundo plagado de dioses y magia.
En esta entrega, Vanja debe enfrentar tanto los fantasmas de su pasado como nuevas amenazas sobrenaturales. El desarrollo de los personajes es profundo, mostrando sus motivaciones y miedos más íntimos. Owen, conocida por su habilidad para entrelazar temas emocionales complejos, no decepciona al sumergirnos en un universo donde las mentiras y las verdades tienen un alto costo.
Uno de los puntos fuertes de la novela es la relación entre Vanja y Emeric. El romance entre estos dos personajes está lleno de tensión y vulnerabilidad, lo que añade un matiz emocional importante a la trama. La autora maneja con maestría el equilibrio entre la acción y el desarrollo romántico, manteniendo al lector cautivado hasta el final.
Además de las batallas físicas, Sangre y Espina se centra en la lucha interna de Vanja, quien busca redención mientras enfrenta las consecuencias de sus acciones pasadas. Esta dualidad, entre el conflicto interno y externo, añade profundidad a la trama, haciendo que sea más que una simple novela de fantasía.
En resumen, Sangre y Espina es una secuela imprescindible para los fanáticos de la saga Muerte y Fortuna y de la fantasía en general. Con una narrativa fluida, personajes complejos y un mundo detalladamente construido, esta novela se consolida como un pilar dentro del género.
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