Los cisnes salvajes de Hans Christian Andersen inspiró la bilogía de fantasía asiática de Elizabeth Lim. Su primer tomo titulado Seis grullas toma el clásico cuento, lo adapta y nos presenta a una princesa de nombre Shiori’anma que debe coser una red de flores y buscar ayuda para lograr que sus hermanos -convertidos en grullas- vuelvan a ser humanos.
Seis grullas fue un libro que me enamoró de principio a fin y cuando supe que venía una secuela me apunté para ser una de las primeras en leerlas.
Ahora es momento de hablar de este libro: La promesa del dragón.
Dragones, perlas y magia prohibida
La promesa del dragón es un libro que me gustó por su magia, por volver a leer a mis personajes favoritos y regresar al mundo de Kiata.
Pero es completamente innecesario, ya que la novela que la precede cierra su historia de manera correcta. Si no fuese porque la trama de la madrastra de Shiori queda inclusa, el libro tiene el cierre ideal. Pues este libro toma la promesa que Shiori le hizo a su madrastra antes de morir: devolverle la perla que ella poseía a su dueño original: un dragón.
Para eso, Shiori viaja al reino de los dragones (que en la mitología china los dragones están relacionados al clima y al agua, por ende, son gobernantes de los mares. Además son dueños de perlas que tienen un gran poder) con ayuda de su amigo Seryu, el nieto del rey dragón. Pero ahí, Shiori es mantenida cautiva hasta que un niño hechicero es la clave para que pueda huir. Esto se desarrolla de forma muy rápida, ya que la trama de los dragones dura apenas unos diez capítulos y Shiori no logra encontrar al dueño de la perla original.
En la búsqueda del verdadero dueño, Shiori va a otros lugares con ayuda de sus hermanos y Takkan. Esto la lleva a un enfrentamiento interno. Ella es una hechicera, la magia está prohibido en su reino y su poder tiene la capacidad de liberar a los demonios que aterrorizan a toda una nación.
El problema de este libro es que cuando crees que todo se ha solucionado aparecen nuevos problemas que anteriormente no estaban mencionados. Esto sucede a casi 4 a 5 capítulos antes del cierre del libro y me hizo preguntarme el cómo va a terminar esta novela.
La novela termina con una solución en casi dos capítulos que no dejó satisfecha del todo. Principalmente porque los personajes que otorgan la solución son literalmente un deus ex machina. Si estos personajes hubieran aparecido antes, fueran desarrollado y tuvieran una relación más estrecha con los personajes que ya leí en el libro anterior, pues me habría creído este final.
Sin embargo es ahí el problema: hay personajes que aparecen por casi tres o cuatro escenas y no los vuelves a leer hasta el final. Extrañé mucho a Seryu y lo mismo sucede con Megari, la hermana de Takkan quien se vuelve una aliada de Shiori. Echarla de menos me hizo darme cuenta que en este libro Shiori no cuenta con aliadas femeninas que la ayuden en su aventura, salvo su nueva cuñada cuya participación es muy pequeña.
Por el contrario, volver a leer a Shiori, sus hermanos y Takkan me gustó bastante. Amo mucho a esos personajes, y creo que el libro se justifica si pienso en los momentos mágicos y las escenas románticas de Shiori con Takkan.
Me gustó el libro por los personajes, el universo, la prosa, el viaje de Shiori, el amor de ella por Takkan y él a ella, pero me quedé con ganas de más. Me faltó más participación de los otros personajes, un cierre más redondo y tal vez más de Seryu (que era mi personaje favorito del libro anterior).
Aun así es un libro que voy a recomendar hasta cansarme. Seis grullas y La promesa del dragón son una bilogía preciosa y cumple con la fantasía. No es romantasy, no es erotismo gratuito, no son personajes relacionándose entre ellos cuando las cosas sobrenaturales o mágicas suceden de fondo. Esto es fantasía, es una historia que toma mezcla mitología china y japonesa, junto a un viejo cuento para volverse algo fresco.
Y lo agradezco.
La promesa del dragón de Elizabeth Lim está disponible en librerías gracias a Editorial Planeta Chile.