La autora de Hija de las tinieblas, Kiersten White, publicó en 2015, un retelling auto conclusivo de Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, una de las obras que da origen a la ciencia ficción, y en parte, al horror. Con un libro titulado El oscuro descenso de Elizabeth Frankenstein, White propone contarnos la historia de la creación y huida de la criatura de un estudiante de medicina, pero desde el punto de vista del personaje femenino principal creado por Shelley.
Elizabeth Lavenza fue adoptada por la familia Frankenstein y de inmediato se convirtió en la compañía del joven Víctor, protagonista de la novela clásica. Por un momento se hicieron pasar por primos y se declararon su amor mediante cartas. Mientras Víctor pasaba angustiado por los estragos que causó su monstruosa creación, Elizabeth aprovechó de preparar la boda entre ambos. Ya en la noche de bodas, el destino de Elizabeth terminaría con su muerte; motivada por la venganza, a manos de la creación de Víctor.
Ese fue el destino original del personaje en la novela de Mary Shelley. Sin embargo, Kiersten White propone un final diferente y presenta a Elizabeth como una muchacha decide ser complaciente con el resto porque así mantiene su sobrevivencia. Su objetivo es casarse con Víctor Frankenstein, no porque ella esté enamorada honestamente de él, sino porque a su lado puede tener solvencia económica y no volvería vivir en la calle.
Entre una mezcla de manipulación, estrategia y amabilidad, Elizabeth inicia la búsqueda de Víctor Frankenstein junto a Justine, personaje que también aparece en la novela original, porque el joven estudiante de medicina no ha dado noticias hace mucho tiempo. Con el transcurso de las páginas, Elizabeth se entera de los experimentos que ha realizado Víctor, así como el resultado de estos. Esto ocurre en el tiempo presente de la novela, mientras que en párrafos en cursiva, Elizabeth nos va relatando su historia de infancia con la familia Frankenstein en la que ella se presenta como una muchacha que hace todo por sobrevivir, y que aparentemente “usa” a todas las personas a su alrededor con tal de cumplir ese fin. De hecho, es la misma tecla que toca hasta el final de la novela aun cuando se da cuenta de que para sobrevivir sola debe acabar con Víctor.
Por otro lado, tenemos la representación de Víctor Frankenstein en este libro. En la obra de White, Víctor es un joven que profana tumbas y asesina personas para realizar sus experimentos donde quiere ganarle a la muerte. Al final de la trama, Víctor revela su motivación principal para sus acciones: no quiere que Elizabeth muera y luego lanza líneas típicas de un personaje obsesivo y posesivo contra el personaje femenino,
La representación de ese Víctor no me agrada mucho, pese a que valoro el esfuerzo por darle un giro más turbio del que ya existe (es como si una fan de Crepúsculo leyera un retelling de la historia pero desde el punto de vista de Charlie Swann con un poco de horror). En este caso, Víctor Frankenstein en la obra de Mary Shelley era un joven que quería desafiar a la muerte porque era curioso y arrogante. Es el mensaje claro de que aunque se tenga la capacidad tecnológica para hacer algo, no significa que deba llevarse a cabo. En otra interpretación, Penny Dreadful, Víctor toma esa decisión tras haber sido testigo de la muerte de su madre. Y una vez que su criatura ve la luz, Víctor siente culpa y miedo de lo que ha hecho.
Fuera de ese particular detalle como lectora y fan, considero que este libro es recomendable una vez que hayas leído Frankenstein o el moderno Prometeo. La versión de Kiersten White te da una nueva perspectiva al colocar a un personaje originalmente secundario como protagonista.
El oscuro descenso de Elizabeth Frankenstein está disponible en todas las librerías gracias a Editorial Zig Zag.