Durante el año 1950, una joven llamada Noemí Taboada recibe una carta de su prima Catalina quien le solicita ayuda. Noemí piensa que el marido de su prima intenta hacerle daño por lo que viaja a visitarla hasta la mansión de High Place, ubicada en un campo lejano de México.
Al llegar, Noemí se enfrenta a historias de violencia, locura y muerte lo que forma un eje central en Gótico, o Mexican Gothic, la novena novela de la escritora Silvia Moreno-García, y que ha recibido el Premio Goodreads a Mejor Novela de Terror 2020 y el Premio Locus a Mejor Novela de Terror 2021.
Gótico, o Mexican Gothic, fue publicado por la editorial Minotauro y fue traído a mis manos gracias a la gentileza de Planeta Chile. La obra de Silvia Moreno-García captó mi atención debido a los buenos comentarios que estaba recibiendo por la crítica. Uno de ellos fue el periódico The Guardian que elogió la novela al indicar que es «el encuentro de Lovecraft y las hermanas Brontë en Latinoamérica«.
Ante tales halagos, quise comprobar por mi cuenta qué tan buena era la obra de esta escritora mexicana, radicada en Canadá.
Me sorprendí durante la lectura y pude comprobar que los aplausos que ha recibido tienen su justificación. Gótico nos lleva una casa «embrujada» en un pueblo alejado, con personajes tétricos que habitan ese lugar y cargan con un largo historial de sangre; con cultos, eugenesia y endogamia que afectan a una joven encerrada contra su voluntad y con aspecto enfermizo, a un muchacho que carga con su sangre maldita y Noemí, la protagonista que pasó de ser una muchacha consentida de alta clase social a ser la heroína de su historia, preocupada por su prima y los personajes que desea salvar de la miseria de High Place. Noemí es un personaje carismático, hasta encantador, y es el gran motor de la historia junto con su prima Catalina, una joven soñadora que terminó en un lugar de pesadilla.
La trama se vuelve inquietante a medida de avanzan las páginas. No pude dejar de leerlo hasta que lo terminé, pues quería saber qué cosas estaban sucediendo en la casa de High Place además de descubrir si Noemí, su prima Catalina y el resto de los personajes podrían sobrevivir a los horrores que Silvia Moreno-García, brillantemente, gestó en su obra, en un México que es caldo de cultivo de historias de terror y fantasmas.
Y es que este último factor es que también captó mi atención. Es una historia en México, un lugar, que como mencioné antes, posee una mística sobrenatural que probablemente no he visto en otro país de la misma forma. En México le rinden culto a sus ancestros cada 2 de noviembre y veneran a la Santa Muerte. Es ahí donde se encuentran famosas casas embrujadas, como la casa de la Hiena en Querétaro, la Casa Negra de la colonia Roma, La casa de las brujas de Guanajuato y la casa de los perros en Guadalajara. Mientras estas casas se convierten en «embrujadas», pues la verdad detrás de estos recintos tiene el mismo origen que la mansión de High Place en la que Noemí se encuentra: crímenes atroces que culminan en muertes.
Es una historia sobrenatural que ocurre en América Latina en medio de cementerios, con curanderas, con prácticas místicas y amuletos que mezclan la cultura indígena con los elementos cristianos católicos tales como las pulseras rojas en la muñeca izquierda, las hierbas para calmarse, el colocar artilugios ante los santos que se tiene en un pequeño altar. Silvia Moreno-García relata lo latinoamericano sin caer en los estereotipos comunes ni los imaginarios que tienen los anglosajones sobre los latinos. Los elementos que reconocemos como cercanos, por costumbres, culturas, etnias, etc, son completamente genuinos y orgánicos, no es una burla ni una victimización de nuestras vidas. Algo que agradezco demasiado en estas historias.
Pero sin duda alguna, lo que más destaco de esta obra es que cumple con su título tanto en inglés como en español: Es un gótico mexicano, es una obra que encanta con lo gótico. Es una historia que me recuerda porque me fascinan ciertas cosas oscuras (que también es el título de una novela de vampiros que escribió Silvia, y que deseo fervientemente leer).
