Querido público: Después de un rápido chequeo, me doy cuenta de que la última reseña mandada por esta humilde servidora fue Bridgerton Reloaded y seré sincera: soy una viuda de esta familia Londinense. Echo de menos la época de los romances escandalosos de la regencia. Añoro imaginar escenas en enormes salones de baile. Necesito los chismes de Lady Whistledown. No dejé de llorar cuando supe que ella colgó el papel y la pluma. ¿Qué les puedo decir? Soy una simple humana que adora los libros de romances de época.
Y el chisme de la época, pero me estoy desviando.
Por lo tanto cuando supe que los amigos de Editorial Planeta tenían entre sus filas Desear a un duque de Lenora Bell supe de inmediato que esto fue pensando en mí y para superar mi duelo por los Bridgerton.
Así que, me preparé con mis mejores galas para volver a esta amada época y me complace contarles todo lo que pasa en esta reseña. Como dato, este libro pertenece a una bilogía de duques aunque ambos tomos son auto conclusivos. Este es el tomo 2, siendo el primero Conquistar a un Duque. Más adelante explicaré cómo es esto.
Desear un duque nos presenta a Lady Dorothea Beaumont, una joven de buena familia que ha sido criada por años con un solo objetivo en mente: casarse. Como toda mujer de la época, de ella se espera que contraiga nupcias con un buen partido. Y cuando digo buen partido, no me refiero a que sea un hombre noble, oh no. Ella debe casarse con un duque, ni más ni menos.
Sin embargo, Dorothea, o Thea para los amigos, está un poco (o quizá muy) cansada de todas las intrigas de su familia y sus constantes maquinaciones para que ella atrape a un duque. Este choque de la protagonista con su familia llega a un nivel más grande pues Thea viene escapando del escándalo más sonado de Londres. Había estado comprometida con Lord Harland hasta que decidió dejarlo, lo que la convirtió en el blanco favorito de habladurías de la cruel sociedad Londinense. Así que escapar a la zona de Cork se ve como una idea bastante seductora así no ser la comidilla de la ciudad y sobre todo: el blanco de críticas de su madre. Todo lo que ella quiere realmente es poder huir hacia Irlanda a donde está su querida tía Emma y tener una vida tranquila, lo que por desgracia nadie le quiere dar así que deberá conformarse con Cork. Al menos por ahora.
Así pues alejada de todo y siendo una gran interesada en el arte, llega a descubrir una gran colección de obras que son propiedad de su vecino: el duque de Osborne. Todo normal, pero aquí viene otro inconveniente: a este vecino no le agrada mucho abrir sus puertas para que Thea (y nadie en realidad) pueda apreciarlo. Considerando que contemplar el arte es realmente lo único que le da un mínimo de felicidad Thea está dispuesta a hacer lo que sea… incluso volver a la sociedad que tanto daño le ha hecho.
Ahora pasemos al vecino: Dalton es el nuevo duque de Osborne y como todo miembro de la nobleza no tiene grandes preocupaciones sino que disfruta de las pequeñas cosas de la vida y sobre todo de las mujeres. Puede ser medio prepotente y en exceso arrogante. Muestra constantemente que disfruta mucho de este sistema de vida. Pero como en todo, esta es solo una fachada. En su fuero interno Dalton no es más que un hombre abatido por la culpa y es un hombre con una misión: la venganza. Su vida de Donjuan es siempre algo secundario en comparación a las ansias de búsqueda del hombre que trajo desgracia a su familia. No tiene pistas claras, no sabe por dónde comenzar. Pero tiene la convicción y la voluntad para llegar hasta las últimas consecuencias de ser necesario. Como podemos ver, tiene 99 preocupaciones más importantes en su cabeza, así que cuando llega esta “loca fan” del arte y que coincidentemente era la ex prometida de su mejor amigo (o sea Lord Harland) es que decide poner distancia de inmediato. Lo que desconocen estos dos protagonistas es que la suerte no estará de su lado y es un viaje lo que les dará la justicia que merecen y quizá algo más…
Ya sé lo que me van a decir: suena a la convencional historia de personas que no se entienden y que se terminarán enamorando. Y lo es. Sabemos los “que pasa” y “quienes” pero lo verdaderamente interesante es cómo llegamos de punto a hasta el punto b. En eso, la pluma de Lenora Bell es bastante satisfactoria. Nos da una comedia romántica, pero sabe cómo desarrollar a sus personajes de modo que nos podamos identificar con ellos.
Esto lo digo porque son personajes que son muy conscientes del contexto en el que viven. Pero que de todas maneras no intentan adecuarse a las reglas de la sociedad. Dalton y Thea son seres muy explosivos que crean una dinámica que te envuelve en la lectura y te sorprende y divierte por igual. A la vez también son seres increíblemente necesitados de amor y de comprensión, que pese a todas las comodidades económicas que han tenido a lo largo de su vida no han sido felices. Por lo tanto al unir sus caminos, aunque se manera inesperada es justamente lo que ellos necesitan. Su inesperado (y para dolor de cabeza de Dalton) e inevitable viaje; aunque parten con objetivos diferentes de a poco se van complementando el uno al otro. Lo que resulta en una lectura apasionante, divertida y por sobre todo que siempre te deja con ganas de más. Y si esta fue la secuela, ya tengo ganas de leer el anterior.
Desear a un duque de Lenora Bell está en las mejores librerías del país, cortesía de Editorial de Planeta de Libros Chile.