Por Victoria Falcón
«Las noches de verano se oía cantar a los pájaros. Era un canto breve y profundo.«
Hiromi Kawakami es una de las escritoras japonesas más conocidas de nuestros días. Es fácil reconocer su estilo particular y la manera en que nos lleva a la memoria, a los recuerdos y a las sensaciones a través de sus personajes. Su obra más conocida y admirada por muchas de las personas que la leen es, sin duda, El cielo es azul y la tierra blanca, obra con la que se nos presenta su mundo literario al público hispanohablante.
En esta nueva entrega, De pronto oigo la voz del agua, nos trae de regreso al juego de la memoria. Kawakami aborda la intimidad, la añoranza de la vida familiar, los recuerdos de juventud y la relación intensa y confusa que hay entre dos hermanos, quienes se reencuentran después de la muerte de su madre y regresan a habitar la casa familiar.
Hiromi Kawakami, autora de De pronto oigo la voz del agua.
Con una serie de constantes flashbacks, la autora nos lleva al pasado de estos hermanos para intentar conocer su contexto actual y el por qué de su reencuentro y sus decisiones. Una historia llena de secretos familiares, de una relación amorosa entre ellos y un constante movimiento entre acontecimientos pasados y presentes,
Aunque la historia y la temática resultan confusas en algunas ocasiones, no podemos negar la destreza de la autora al momento de relatarnos de forma vívida los recuerdos y sensaciones que inundan a sus personajes, dotándolos de una sensibilidad que trasciende las páginas.
«Si me tumbaba en la cama bajo la mosquitera con las contraventanas abiertas, normalmente terminaba por sentir frescor, pero ese año el calor se resistía a abandonar mi cuerpo, como si el día no fuese a acabar nunca.«
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